Buenos días.
El alumnado de 6º C ha realizado esta semana una de las dinámicas que pusimos en práctica en el Programa de Implantación de la Inteligencia Emocional en el ámbito educativo que hemos realizado. Para realizar la dinámica, primero se realizó la lectura “EL PODER DE LA CONCIENCIA COLECTIVA” para trabajar la distinción Ganar-Ganar VS Ganar-Perder. Para ello, una de las alumnas leyó la historia de un agricultor que todos los años ganaba el concurso del mejor maíz de su pueblo. A mitad de la lectura, se decía que el agricultor compartía sus semillas con el resto de sus vecinos, a lo que el reportero que lo entrevistaba le preguntó: “¿Cómo puede darse el lujo del compartir sus mejores semillas de maíz con sus vecinos cuando están entrando en competición cada año?”. Los alumnos comenzaron a decir que el agricultor les daba otras semillas a sus vecinos, que después de darle a sus vecinos las semillas él compraba otras… Al final de la lectura, al comprobar que la polinización cruzada mejora la calidad de su maíz, se dieron cuenta que ninguno de nosotros ganamos hasta que todos ganamos.
A continuación, hicimos la dinámica del río de chocolate. Nos dirigimos al porche del colegio para tener un lugar amplío donde realizarla. Se dividió al alumnado en dos grupos, y los situé separados por una distancia apropiada explicándoles que entre ellos hay un río de chocolate y que al tocarlo se pueden convertir en niño/niña chocolate. Una vez explicada la dinámica, les digo que el objetivo del juego es ganar y que la manera de ganar es que todos lleguen sanos y salvos a la orilla contraria. Durante la dinámica, se observó como el principal objetivo del alumnado es que “su grupo” llegará al otro lado de la orilla. Al final del juego, ninguno de los equipos llegó a cumplir el objetivo.
Por último, ya en clase, comenzamos a sacar conclusiones. Les pregunté: “¿Qué habría hecho el agricultor?”, a lo que una alumna contestó: “Ayudar a sus vecinos”. A raíz de esta respuesta, ellos llegaron a la conclusión de que se tenían que haber ayudado unos a otros. Viendo sus respuestas no quise intervenir mucho, pero les pregunté cómo se podían haber ayudado entre ellos. Ellos decían, que podían compartir las piedras para cruzar el río, y así, todos ganarían. Pero entonces un alumno preguntó: “¿Y quién pierde?” a lo que otro compañero contestó: “Nadie, ganamos todos”.
Me ha encantado realizar esta dinámica con mi alumnado por que les ha hecho reflexionar y entender no hay que brillar en la vida haciendo “perder” a otra persona.
ANA ISABEL SABORIDO GALÁN